¿Quién no ha combatido con la muerte a muerte, poesía?
Sí. Quizá lo único que hago es engañarte
desde que te supe oscuridad
te presentí
rondando cerca, merodeando como el sueño eterno
Callarte a veces ha sido una opción
Pero tú no eres una opción
Eres mi propia voz, más fuerte que yo
y sin embargo, aquí estamos
Dando saltos en el horizonte
como el pensamiento
como un trapecista solitario
no seguimos un patrón
y mientras duermo, te vigilo
aunque sea algo retorcido
cuido tu sueño, como cuidas del mío
te sé, no puedes esconderte más
Cerca del precipicio
cogí tu mano un día
y así andamos juntas, como dos bestias
por el bosque oscuro de la melancolía
intercambiando breves guiños
azules del recuerdo
como agua de río verde
cerca del musgo
Desafiando la sin razón
aullando vertiginosamente
al corazón
como la hiena
Hambre es lo que tenemos
hambre todo el día
de ti, de mí
de la vida, nos nutriremos al fin