Dicen que la lechuza no duerme
y vigila siempre
expande sus alas melancólicas
abraza los siglos
mis pasos retorcidos
por el laberinto del sueño
Sus ojos rojos
blancos, negros, los he visto
me ha mirado, ha revoloteado
Entre presagios, ella devora pensamientos solitarios
ahoga la voz del silencio
grita entre pesadillas, ruge encolerizada
Abre una puerta para entonar el olvido
para hacer agua el presente
la grotesca realidad que es una ficción horrorosa
Una parodia de los días
y una muere como ella, duerme nuevamente a la eternidad
y se mece errante, ante la adversidad crea oxígeno entre orgasmos
Decide ser noche blanca
como el árbol, como el viento, como el tiempo...
como las pesadillas del conocimiento
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