Es la voz del azul
que canta sin cesar
esta mañana de diciembre
no es el invierno
no eres tú
es el sol
fuego en tu paladar
es la lengua que
se hace cuchillo
donde tú estás
Al igual que el loco es aquél que lo ha perdido todo menos la razón , y se convierte así en un razonador en el vacío, quien frecuenta el soliloquio amoroso acaba siendo un enamorado de su propia pasión, ya sin contacto alguno con el objeto que la encendió. El discurso amoroso epistolar tiene algo de narciso que a la vez fuera eco, porque necesita escucharse para ser. Escribo luego existo. Escribo el amor, luego estoy enamorada.
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