He visto la nostalgia del conocimiento recorriendo las
calles miserablemente vacías, ajenas a la tristeza de un alcohólico o una
prostituta.
He visto los corazones de la infancia perderse en el
pegamento de las esquinas, en los semáforos, al medio día, en las entradas del metro; ‘la raza’.
Hemos visto las mismas monstruosidades y hemos perdido la
razón.
Porque la mayoría ha caído en la peor de todas las miserias, el
individualismo, pero sobre todo, un individualismo destructivo, que nada
aporta, que nada crea.
Y sí, eso existía, eso nos oprimía. Un día será sólo pasado, uno muy lejano.
Este obra está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 2.5 México.
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